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Pintura

 

 

Adquiere un carácter profano, los artistas preferían en motivos de la mitología clásica que en los temas bíblicos.

La pintura es decorativa. Se decoran paredes y techo mediante grandes frescos. En cierto sentido esta pintura decoraba las casas de la nobleza y de la burguesía.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Sus paisajes con fiestas galantes y pastorales a menudo recogían comidas sobre la hierba de personajes aristocráticos y aventuras amorosas y cortesanas. Se recuperaron personajes mitológicos que se entremezclan en las escenas, dotándolas de sensualidad, alegría y frescura.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El retrato también fue popular entre los pintores rococós, en el que los personajes son representados con mucha elegancia, basada en la artificialidad de la vida de palacio y de los ambientes cortesanos, reflejando una imagen amable de la sociedad en transformación.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Jean-Antoine Watteau (1684–1721) es considerado el más importante pintor rococó, creador de un nuevo género pictórico: las «fêtes galantes» (fiestas galantes), con escenas impregnadas con un erotismo lírico. Watteau, a pesar de morir a los 35 años, tuvo una gran influencia en sus sucesores, incluidos François Boucher (1703–1770) y Jean-Honoré Fragonard (1732–1806), dos maestros del periodo tardío. También el toque delicado y la sensibilidad de Thomas Gainsborough (1727–1788) reflejan el espíritu rococó.

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